viernes, 29 de octubre de 2010

La guerra helada


















Se cuenta, ya desde hace un tiempo, cómo durante años las personas que habitaban en el Berlín de la RDA intentaban pasar el muro exprimiendo su ingenio y jugándose la vida. Se dice, y el tema me parece demasiado complejo como para que yo pueda analizarlo, que la falta de libertad del Berlín del este ahogaba a sus habitantes.
Una de las imágenes que me impactó fue esta señora escondida en una maleta (imagen sacada de un museo de la ciudad, por cierto estamos a años luz de los alemanes en cuanto a memoria histórica, pero ese es otro tema).
Ahora, 21 años después de la caída del Muro, miro esta imagen publicada ayer en el "20 minutos". En ella un migrante escondido en el salpicadero de un coche. La desesperación agudiza el ingenio, esto también se dice.
El titular de la noticia no tiene desperdicio tampoco "Inmigrantes detectados por sus corazones. La Guardia Civil trabaja con 14 detectores de latidos para cazar a los sinpapeles".
Pero, al márgen de lo que me repugna su lenguaje, me pregunto si esa era la libertad que queríamos y la que le faltaba a la RDA, si seguiremos siendo capaces de argumentar que el llamado "socialismo real" ahogaba, axfisiaba a las personas porque no ofrecía posibilidades de elección.
Temo que seguiremos utilizando el discurso de las oportunidades teóricas que nos ofrecía y aún nos ofrece occidente, tengo miedo de que la libertad no trascienda a la palabra vacía.Y mientras tanto seguirá aterrándome la construcción continua de muros más largos, más altos y más peligrosos por invisibles que el de Berlín.