Y añado, que incluso las partes pueden destruir al todo y viceversa. Y también, cómo no, las partes pueden TODO lo que se propongan.
500 noches cantaba un dios. Yo creo que alguna más. Esta vez nada se detuvo, rescatamos (con una sonrisa melancólica pero bonita) el pasado. Para aprender, supongo. O para recordarlo, que ya es mucho.
Ni mejor ni peor, distinto. Porque las cosas cambian y me enseñan que nada es tan malo, ni tan bueno. Las manos más maduras como los ojos, pero aún se amoldaron a las tuyas efímeramente, pasando de largo. Volando al final como mariposa que soy.
Ahora, no espero nada más que se te dibuje una sonrisa si alguna vez te acuerdas. Y que vuelvas a soñar como antes.
Llámame cuando te apetezca y cambiamos el mundo.
....Dije que escribiría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario